Tener una buena idea es
fundamental para el desarrollo del negocio. “la identificación y creación de una oportunidad
de negocio es la chispa que enciende el proceso y es el combustible que lo
mantiene vivo”.
Encontrar una buena
idea es el primer paso para que el emprendedor convierta su creatividad en
una oportunidad de negocio. Ponerse a hacer más de lo mismo es arriesgar demasiado
en un entorno tan competitivo como el que vivimos hoy en día.
En muchas
ocasiones sucede que un negocio empieza con una oportunidad dada, pero
durante su desarrollo se identifica otra oportunidad y es esta segunda la
que trae el éxito empresarial. Teniendo en cuenta lo anterior, ya se puede
generar la búsqueda de ideas y oportunidades de negocio.
La idea de producto o
servicio debe proporcionar un “valor agregado” al potencial cliente, sino será
difícil desplazar a la competencia existente. lo ideal sería ofrecer algo
novedoso, mejorando lo existente, o bien satisfacer de mejor forma las
necesidades del cliente.
El proyecto empresarial
debe despejar en lo posible dicha incertidumbre, tratando de asegurar su
viabilidad y, consecuentemente, su permanencia en el mercado. Todo proyecto de
empresa se desarrolla en torno a una idea, que surge como consecuencia de la detección de una oportunidad de negocio, o lo
que es lo mismo, por la identificación de un «nicho» o «hueco» de mercado.
¿Dónde está el origen
de las ideas o proyectos que se convierten en empresas de éxito?
Se tiende a pensar que,
para poner en marcha una empresa, es necesario descubrir algún producto o servicio absolutamente novedoso o
hacer algo que nadie más haga, como única opción para el éxito en un
proyecto empresarial. evidentemente, ésta es una estrategia para el éxito
(ser el único), pero si observamos a nuestro alrededor, es mínimo el porcentaje
de empresas que ofrecen productos o servicios exclusivos, siendo lo
habitual que muchas empresas compitan en un mismo mercado.
Lo que cada una de
estas empresas está haciendo, es diferenciar su producto o servicio del de los demás, intentando así captar la atención
de sus clientes, por ejemplo, siendo el más barato, el más rápido, el que
ofrece mayores garantías, mejor trato al cliente, o cualquier
otro atributo que haga su oferta más atractiva. En gran parte de los
casos, esta idea empresarial surge como consecuencia lógica de la vida personal o profesional
de sus promotores. todos tenemos relación con un sinfín de actividades económicas y empresas, como consecuencia de
nuestro trabajo, nuestros propios hábitos de consumo, nuestros hobbies y
aficiones, etc. y, por último, es
posible incluso que la idea no surja siquiera de una de estas situaciones,
sino que sea buscada expresamente
por quien ha tomado la decisión de poner en marcha su propia actividad empresarial.
En definitiva, se trata de mantener una
actitud emprendedora ante el mundo que nos rodea, y analizar con la perspectiva
de una actividad empresarial gran parte de las situaciones cotidianas.
A modo de ejemplo, se señalan a
continuación algunas cuestiones sobre las que reflexionar, que pueden conducir
a la formulación de una idea de negocio:
¿Se puede hacer mejor este producto?. Más
resistente, más bonito, más cómodo, ...
¿Se podría prestar mejor este servicio?. Más
rápido, más completo, con mayor eficacia,
¿Se puede hacer más barato?
¿Tiene algún defecto que se podría corregir?
¿Se puede utilizar para otra cosa?
¿Llega a todos los clientes posibles?
¿Se puede vender de otra forma?
¿Se está haciendo en otros sitios?
En cualquier caso, seguramente lo más
importante es que el promotor o grupo de promotores del proyecto crean en su
idea y estén decididos a ponerla en marcha. A partir de esta premisa comienza
un proceso de trabajo que puede resultar enormemente gratificante.
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Tener una buena idea es
fundamental para el desarrollo del negocio. “la identificación y creación de una oportunidad
de negocio es la chispa que enciende el proceso y es el combustible que lo
mantiene vivo”.
Encontrar una buena
idea es el primer paso para que el emprendedor convierta su creatividad en
una oportunidad de negocio. Ponerse a hacer más de lo mismo es arriesgar demasiado
en un entorno tan competitivo como el que vivimos hoy en día.
En muchas
ocasiones sucede que un negocio empieza con una oportunidad dada, pero
durante su desarrollo se identifica otra oportunidad y es esta segunda la
que trae el éxito empresarial. Teniendo en cuenta lo anterior, ya se puede
generar la búsqueda de ideas y oportunidades de negocio.
La idea de producto o
servicio debe proporcionar un “valor agregado” al potencial cliente, sino será
difícil desplazar a la competencia existente. lo ideal sería ofrecer algo
novedoso, mejorando lo existente, o bien satisfacer de mejor forma las
necesidades del cliente.
El proyecto empresarial
debe despejar en lo posible dicha incertidumbre, tratando de asegurar su
viabilidad y, consecuentemente, su permanencia en el mercado. Todo proyecto de
empresa se desarrolla en torno a una idea, que surge como consecuencia de la detección de una oportunidad de negocio, o lo
que es lo mismo, por la identificación de un «nicho» o «hueco» de mercado.
¿Dónde está el origen
de las ideas o proyectos que se convierten en empresas de éxito?
Se tiende a pensar que,
para poner en marcha una empresa, es necesario descubrir algún producto o servicio absolutamente novedoso o
hacer algo que nadie más haga, como única opción para el éxito en un
proyecto empresarial. evidentemente, ésta es una estrategia para el éxito
(ser el único), pero si observamos a nuestro alrededor, es mínimo el porcentaje
de empresas que ofrecen productos o servicios exclusivos, siendo lo
habitual que muchas empresas compitan en un mismo mercado.
Lo que cada una de
estas empresas está haciendo, es diferenciar su producto o servicio del de los demás, intentando así captar la atención
de sus clientes, por ejemplo, siendo el más barato, el más rápido, el que
ofrece mayores garantías, mejor trato al cliente, o cualquier
otro atributo que haga su oferta más atractiva. En gran parte de los
casos, esta idea empresarial surge como consecuencia lógica de la vida personal o profesional
de sus promotores. todos tenemos relación con un sinfín de actividades económicas y empresas, como consecuencia de
nuestro trabajo, nuestros propios hábitos de consumo, nuestros hobbies y
aficiones, etc. y, por último, es
posible incluso que la idea no surja siquiera de una de estas situaciones,
sino que sea buscada expresamente
por quien ha tomado la decisión de poner en marcha su propia actividad empresarial.
En definitiva, se trata de mantener una
actitud emprendedora ante el mundo que nos rodea, y analizar con la perspectiva
de una actividad empresarial gran parte de las situaciones cotidianas.
A modo de ejemplo, se señalan a
continuación algunas cuestiones sobre las que reflexionar, que pueden conducir
a la formulación de una idea de negocio:
¿Se puede hacer mejor este producto?. Más
resistente, más bonito, más cómodo, ...
¿Se podría prestar mejor este servicio?. Más
rápido, más completo, con mayor eficacia,
¿Se puede hacer más barato?
¿Tiene algún defecto que se podría corregir?
¿Se puede utilizar para otra cosa?
¿Llega a todos los clientes posibles?
¿Se puede vender de otra forma?
¿Se está haciendo en otros sitios?
En cualquier caso, seguramente lo más
importante es que el promotor o grupo de promotores del proyecto crean en su
idea y estén decididos a ponerla en marcha. A partir de esta premisa comienza
un proceso de trabajo que puede resultar enormemente gratificante.
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El Plan de Empresa es un documento en el que se describe una oportunidad de negocio, se analiza su viabilidad y se exponen las estrategias para que dicho plan se convierta en una realidad empresarial. En dicho plan deben figurar:
- Los conocimientos que tenga el emprendedor sobre la actividad que se va a desarrollar.
- Los clientes a los cuales va dirigido.
- La seriedad y la rentabilidad del proyecto.
- La idea del proyecto
- Las empresas competidoras.
- Las acciones de marketing que se van a desarrollar.
- La organización de la empresa
- Las infraestructuras necesarias para realizar la actividad empresarial.
- La situación económico-financiera que garantice la rentabilidad y la viabilidad del plan.
Una vez estudiados dichos aspectos, debemos conocer si dicho plan es viable o no. En términos generales , para que el plan sea viable, los beneficios deben superar a los riesgos.
1.-Objetivos del Plan
1.-Objetivos del Plan
Una vez que hemos cerciorado que los beneficios superan a los riesgos, iniciamos el camino para que el proyecto se convierta en una realidad, por lo que deberíamos establecer los objetivos del plan de empresa. Señalamos los siguientes:
- Redactar el plan de empresa, con el fin de presentarlo a los futuros inversores, socios e instituciones interesadas en colaborar con nosotros para su puesta en marcha.
- Poner de manifiesto las capacidades, aptitudes y destrezas de la persona emprendedora.
- Exponer de forma pormenorizada la idea que ha originado el plan, así como aportar información sobre el mercado y las empresas competidoras.
- Exponer la forma de obtener los recursos necesarios, así como las fuentes de financiación y posibles subvenciones para iniciar el plan de empresa.
- Determinar los elementos de análisis para el emprendedor.
- Establecer los criterios para evaluar las variaciones que puedan surgir entre los objetivos propuestos y los resultados obtenidos una vez iniciado el plan.
- Realizar proyectos de crecimiento.Este sería un posible objetivo de las empresas que ya se encuentran activas.
2.-Fases para la elaboración del plan:
- Resumen ejecutivo del plan de empresa, en el que deberá figurar una breve descripción de la empresa, así como de los objetivos que se pretenden alcanzar.
- Descripción del producto o servicio de forma minuciosa, haciendo constar el proceso productivo, aportando gráficos e imágenes del producto terminado.
- Análisis del mercado y de la competencia. Se deben presentar de forma resumida algunos datos generales obtenidos de la investigación realizada sobre los clientes potenciales y de la competencia.
- Elaboración del plan de marketing en el que se deberá constar la comercialización del producto o servicio.
- Descripción de los recursos humanos necesarios, que incluye el perfil de los trabajadores, la forma de selección, las retribuciones etc.
- Previsión de pérdidas y ganancias. Esta se realiza estimando los ingresos obtenidos por las ventas, así como los gastos generados durante un ejercicio, dando a conocer la rentabilidad del proyecto empresarial.
- Previsión de los flujos de caja, en la que figuren los períodos en que se efectuarán tanto los cobros como los pagos. estos pueden reflejarse tanto de forma anual como mensual.
- Cálculo de la inversión y la financiación. En este punto deben detallarse rigurosamente las partidas necesarias para llevar a cabo el proyecto, así como las necesidades financieras y las fuentes de financiación.